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“Por eso el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”. Génesis 24
Cuando dos personas se casan, esperan que todo sea perfecto, como vemos en muchas películas, y se casarón y fueron felices para siempre…
 
Pero la realidad es otra, cuando nos casamos y compartimos un mismo techo y lecho, inicia realmente nuestra historia de amor incondicional ya que empezaremos aprender a amar y aceptar las diferencias…. Así como aceptamos y amamos incondicionalmente a nuestros hijos.
 
¿Y, cuáles son las diferencias más comunes entre la pareja?
 
1.    Las diferencias de género:
Los hombres tienen pensamiento práctico, necesitan sentirse admirados, ser protectores, son resolutivos, emiten 10 mil palabras diarias, su pensamiento y acción es por cajas, es decir, si están trabajando, están concentrados exclusivamente en la caja del trabajo, si están haciendo deporte, están solo en la caja del ejercicio y por supuesto que tienen una caja, llamada la de la “nada”, en la que están pensando y haciendo nada.
 
Las mujeres tienen pensamiento complejo, necesitan sentirse amadas, protegidas, consentidas, emiten 17 mil palabras diarias, quieren que sus parejas les adivinen el pensamiento, los dos hemisferios del cerebro están interconectados por tal motivo pueden hacer 2 o 3 cosas a la vez; y por supuesto que no conocen la caja de la nada, ya que ellas siempre están pensando y sintiendo. Necesitan ser escuchadas y que no se les de solución.
 
2.    Educación, creencias, costumbres, hábitos: cada uno tiene una historia personal influenciado por una educación diferente.
3.    Prioridades: frecuentemente encontramos que todo esta antes que la pareja, la familia de origen, los amigos, el deporte, los hijos, el gimnasio, inclusive hasta la iglesia.
4.    Falta de conexión: se nos dificulta expresarle a nuestro cónyuge que lo necesitamos, que lo extrañamos, que nos sentimos solos u olvidados. En lugar de una genuina conexión se establece una pelea con reclamos o aislamiento. Sintiendo que el amor cada día se va muriendo.
5.    Dificultades económicas: generando estrés, angustia y muchas veces depresión.
6.    Influencia negativa de los amigos y familia de origen.
7.    Adicciones: alcohol, internet, redes sociales, deporte.
8.    Insatisfacción sexual: no hay tiempo para el sexo y cuando hay es rutinario.
9.    Diferencias en la educación de los hijos.
10. Infidelidad física, cibernética, emocional, económica.
11. Falta de tiempo exclusivo para la pareja.
 
Y si somos una sola carne porque no podemos lidiar con las diferencias…. Hay una respuesta, “NO SABEMOS COMUNICARNOS, PONERNOS EN LOS ZAPATOS DE NUESTRO CONYUGUE Y CONECTARNOS”.  Cada uno vela por sus propios intereses y beneficios, asumiendo tener la razón.
 
Ambos estamos totalmente equivocados, ya que somos una sola carne, y tanto uno como el otro, deben de velar por el bienestar mutuo. Esto es el verdadero amor conyugal, “tu felicidad es la mía”.
 
Esta historia continuara en el próximo artículo:
“Tú y yo: creados para conectarnos”.
 
“Edifica una nueva vida en Cristo, permite que sane tu corazón y tendrás una vida en amor, gozo y paz”. Camarena.
 
Bendiciones,
Dra. Camarena